El Principado, la Cámara de Comercio y el Ayuntamiento de Oviedo escenificaron ayer, con la firma de un convenio en la sede cameral, la puesta en marcha de la nueva bioincubadora de la salud que se establecerá en el edificio del Vivarium, junto al HUCA, y cuyo objetivo es cobijar hasta 15 empresas y generar 100 puestos de trabajo de aquí a dos años, en 2027, cuando se ponga en marcha.
El consejero de Ciencia, Borja Sánchez, se mostró especialmente ilusionado con el proyecto, que calificó de «hito» para Oviedo y para Asturias y con el que, argumentó, el Principado pondrá las condiciones para que dos áreas estratégicas en la región, las ciencias de la salud y las ingenierías, pueden retroalimentarse para impulsar proyectos. La bioincubadora, que llega de la mano de la Fundación Incyde, institución cameral que gestiona ayudas europeas e impulsa este tipo de equipamientos, supone una inversión de 1,2 millones de dinero comunitario más 800.000 euros del gobierno regional. El Ayuntamiento de Oviedo pone, por su parte, las instalaciones del Vivarium, que, no obstante, aseguró ayer el alcalde Canteli, seguirá funcionando con normalidad.
La bioincubadora, auguró el consejero Sánchez, «será un éxito y un hito a largo plazo» porque nace de una demanda ya existente entre la parte científica y empresarial. La instalación, detalló, estará enfocada a la transferencia de conocimiento y a que las empresas puedan escalar industrialmente modelos de negocio con un enfoque de mercado. La idea es que determinadas patentes y proyectos ya en marcha que requieren certificaciones muy complejas para llegar al mercado encuentren en esta bioincubadora los equipamientos de alta tecnología que les permitan desarrollar el escalado industrial y acelerar ese proceso. Con esa idea en la cabeza, el Principado también ha decidido que, junto a otro tipo de espacios y servicios, en la bioincubadora habrá también una oficina de ingeniería. «Cada vez son más la posibilidades que surgen cuando se combina la ingenería y la parte asistencial de la salud», razonó Borja Sánchez para defender este nuevo ecosistema innovador.
Instalado en el Vivarium, un edificio que se encuentra en Prado de la Vega, en la Corredoria, a pocos metros del HUCA, la bioincubadora ocupará entre 800 y 1.000 metros cuadrados, y en ellos se instalarán salas blancas modulares, espacios que permitan el trabajo en salas de cultivo y el escalado industrial en una planta piloto de 150 metros cuadrados. Aunque Sánchez no cerró la puerta a la llegada de otros proyectos, insistió en que el objetivo es que allí se desarrollen prototipos médicos y se optimicen procesos asistenciales. El consejero también apuntó que las empresas que puedan buscar aquí la aceleración de sus proyectos o instalarse con un proyecto no tienen por qué ser solo asturianas. En este sentido, la bioincubadora parece que nace también con la vocación de captar iniciativas especializándose en este ámbito mixto de las ciencias de la salud y las ingenierías.
La melodía de empleos y empresas sonó muy bien en los oídos del alcalde Canteli, que volvió a insistir en que esos dos factores son «lo importante» para Oviedo. «Esas empresas son lo que nos obsesiona», razonó, antes de dar las gracias a todos los involucrados en el proceso y reiterar la disposición municipal a ayudar en lo que haga falta.
Muy ilusionado se mostró también el presidente de la Cámara de Oviedo, Carlos Paniceres, quien recordó que esta bioincubadora era un sueño frustrado hace años y que ahora se había logrado, aunque fuera con un ligero retraso por culpa de la pandemia.
La bioincubadora «por la que peleamos tantos años» se perdió en su día, contó Paniceres, «por falta de diligencia entre administraciones». Ahora, en cambio, lograr el proyecto de 2 millones de euros es, matizó, «un ejemplo de colaboración entre administraciones por el interés general de las cosas buenas para Oviedo y Asturias». Paniceres agradeció este clima de encuentro y coordinación, citó el caso de La Vega como otro ejemplo de esta misma buena sintonía.
El director general de la Fundación Incyde, Javier Collado, celebró, por su parte, la culminación del esfuerzo impulsado desde la Cámara de Oviedo y rematado por el Principado y el Ayuntamiento para tener una bioincubadora de alta tecnología en Oviedo y avisó de que el proyecto puede seguir creciendo más allá de esta fase de dos millones de euros. «Esto puede ser la primera fase», sugirió, «espero que se queden cortos y que podamos ampliar». La posibilidad de añadir nuevos programas e ir haciendo crecer la bioincubadora es una aspiración muy comentada en el entorno cameral y en el del Principado, y que posiblemente podría acabar vinculando este primer equipamiento con lo que el gobierno regional desarrollará, con los años, en la nave de cañones de La Vega.
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De momento, ayer nadie se refirió a esta posibilidad. Collado sí habló de las bioincubadoras del Incyde en otras partes de España. Esta red, en cinco años, ha supuesto ya una inversión de más de 70 millones de euros en 20 infraestructuras, con 120.000 proyectos y más de 8.000 pymes generadas. Collado no se olvidó tampoco de citar y homenajear al coordinador de la Cámara de Oviedo, Carlos Rodríguez de la Torre, fallecido este verano. «Si hoy estoy aquí es también por él y por su memoria, él trabajó mucho en este proyecto y por otros por el bien de su comunidad, y quiero que mis últimas palabras sean de agradecimiento hacia él».
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