Garantizar la seguridad alimentaria y controlar la calidad del agua del mar y de consumo humano. Estas son solo algunas de las funciones que asume el laboratorio de Salud Públicadel área de Salud de Gran Canaria, donde un grupo de profesionales trabaja a destajo para analizar cada año más de 7.000 muestras. El espacio, ubicado en la primera planta del Centro Sociosanitario El Pino, cuenta con el aval de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) para estudiar un total de 79 parámetros.
«También somos los responsables de examinar los productos agrícolas a nivel microbiológico en la producción primaria. Además, ofrecemos apoyo a los hospitales, ya que controlamos los alimentos y las aguas de instalación y de consumo para descartar la presencia de bacterias como la legionella, así como los líquidos que proceden de los centros de diálisis», detalla Verónica Martín, jefa de sección de este departamento del Servicio Canario de la Salud (SCS), que actúa como centro de referencia en la provincia de Las Palmas.
Pero el listado de tareas es aún más amplio, pues el servicio colabora con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y con la Universidad de la Laguna (ULL) para tutorizar tesis doctorales, másteres y Trabajos de Fin de Grado. «Por otro lado, participamos en proyectos de investigación y formamos al personal sanitario. De hecho, por nuestras instalaciones pasan muchos médicos y farmacéuticos hospitalarios para hacer rotaciones externas», comenta Martín.
Procedimiento
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Ahora bien, ¿cómo llegan las muestras al laboratorio? Tal y como explica la experta, son los inspectores de Salud Pública los encargados de ejecutar esta labor. «La Dirección General de Salud Pública organiza una serie de tareas de control que desempeñan estos profesionales. A través de ellos nos llegan las muestras, por lo que sin estas figuras nuestro trabajo no sería posible», afirma.
Cada semana, el laboratorio recibe muestras de agua de mar y de consumo humano de todos los puntos de la Isla. Las primeras requieren un análisis microbiológico que permita descartar la existencia de enterococos y bacterias coliformes. Las segundas, en cambio, precisan además un estudio fisicoquímico para comprobar el nivel de PH, la conductividad y la presencia de ciertos metales pesados. «Afortunadamente, la calidad de nuestra agua de consumo es muy buena. Lo mismo sucede con la de las playas. Es cierto que en ocasiones se registran incidencias, pero suelen resolverse pronto. Detrás de todo esto hay una importante labor de control en nuestro laboratorio que no cesa», destaca Martín.
El análisis de los alimentos también se realiza con una periodicidad semanal y requiere un trabajo muy minucioso. El primer paso consiste en registrar la muestra. Después, hay que prestar atención a los parámetros que han solicitado examinar los inspectores para derivarla al departamento correspondiente. «Si se trata de indicadores microbiológicos, por ejemplo, enviamos el alimento al área de Microbiología y se procesa allí. Posteriormente, remitimos el informe de resultados al inspector y a los jefes de los servicios de Inspección y Laboratorio. A partir de ahí, los inspectores deben tomar las decisiones que consideren oportunas», cuenta la responsable de la sección.
Las muestras que proceden del ámbito hospitalario aterrizan todas las semanas en el laboratorio a través de los servicios de Medicina Preventiva y Mantenimiento. «Recibimos aguas de consumo humano y los alimentos de los pacientes. Por suerte, no es frecuente apreciar incidencias y los resultados suelen ser muy positivos», asegura Verónica Martín.
En el sector agrícola son las frutas y las hortalizas los productos que requieren ser examinados antes de que lleguen a los consumidores. En ambos casos se lleva a cabo un análisis microbiológico de sus componentes y del agua de riego. «El propósito siempre es garantizar la salud de la población. Por esta razón, si se observa cualquier anomalía, se adoptan de inmediato las medidas pertinentes».
Hay que señalar que en este centro de la capital grancanaria trabajan 22 personas, entre las que figuran administrativos y especialistas en Veterinaria, Farmacia y Biología. La infraestructura se encuentra organizada en cuatro unidades funcionales: Análisis Microbiológico, Análisis Fisicoquímico, Garantía de la Calidad y Análisis de Biología Molecular. Esta última nació durante la pandemia de Covid-19 y, en la actualidad, permite estudiar la presencia del SARS-CoV-2 en aguas residuales, además de otros virus y parásitos.
Recientemente, el laboratorio se ha adherido a un proyecto europeo centrado en secuenciar el ADN de las cepas patógenas. ¿El objetivo? Prevenir las toxiinfecciones en la comunidad autónoma. «Estamos dando los primeros pasos y ya contamos con el equipamiento necesario. La formación corre a cargo del Centro Nacional de Alimentación –CNA– y vamos a comenzar secuenciando patógenos como la salmonella y la listeria», informa la profesional.
Entre enero de 2023 y septiembre del presente año, el laboratorio recibió 11.968 muestras, de las cuales 3.429 correspondieron a alimentos, 7.873 a aguas, 118 a exámenes biológicos -coprocultivos y exudados nasofaríngeos- y 548 que se enmarcaron en el campo de la investigación –líquidos amnióticos y fármacos, entre otras–. «Hay que tener en cuenta que una sola muestra puede necesitar hasta 20 análisis. Por tanto, la cifra total se puede ver multiplicada», anota Verónica Martín.
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La Dirección General de Salud Pública cuenta con una red integrada por siete laboratorios en el conjunto de la región –uno en cada isla–. Sin embargo, solo los de Gran Canaria, Tenerife y La Palma están catalogados con el nivel tres –el más elevado–. «Son muchas las personas que desconocen nuestro trabajo, pero la realidad es que si no realizáramos estos controles estaría en juego la salud de la población», concluye la especialista.
Dificultad para buscar personal
La ausencia de una oferta pública de empleo específica para laboratorio dificulta la búsqueda de personal cualificado. Así lo pone de manifiesto Verónica Martín, jefa de sección del laboratorio de Salud Pública del área de Salud de Gran Canaria. «En general, el perfil de los empleados públicos es muy genérico, por lo que es muy complicado conocer las especialidades. De hecho, son los hospitales los que muchas veces nos ofrecen el soporte de recursos humanos que necesitamos», explica. Tal y como indica Martín, uno de los principales propósitos del personal es poder crecer para ofrecer más respaldo a los centros hospitalarios, más protección y asumir, incluso, un volumen de análisis de muestras mayor. «Nos gustaría dar un mayor soporte analítico y, por supuesto, ser más visibles en la comunidad», subraya la experta. | Y. M.
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