El mes pasado hablaba de las líneas rojas de la publicidad, refiriéndome a campañas de publicidad o de comunicación dirigidas a mejorar la salud, en general, a raíz de una campaña que detecté sobre un producto para la resaca. El anuncio incentivaba a beber alcohol con la promesa de que, gracias a una píldora maravillosa, todos los efectos negativos desaparecerían al día siguiente.
Hoy sigo preocupada por un fenómeno similar, pero aún más peligroso: la publicidad engañosa relacionada con la salud mental. En un mundo cada vez más digitalizado, el acceso a la información sobre salud es más amplio que nunca. Esto ha creado una saturación de recursos, especialmente en el ámbito de la salud mental, en el que se ha visto una proliferación de terapias alternativas, ‘coaches’, cursos y gurús sin base científica ni acreditación regulada.
Esta saturación del intrusismo ha crecido exponencialmente en las redes sociales, en especial en Instagram. Personas vulnerables buscan de manera desesperada soluciones para la ansiedad, depresión y otros trastornos mentales, lo que ha dado lugar a que una avalancha de empresas y marcas prometan cuidados maravillosos para estos trastornos, a menudo a través de prácticas dudosas y engañosas.
Un ejemplo reciente de este tipo de publicidad engañosa lo he encontrado en la historia de la Joana, una conocida mía de 45 años con un trastorno de ansiedad generalizado severo con rasgos obsesivos de personalidad. En Instagram, encontró un gurú de “Sanación Emocional Integral” que prometía sanarla en solo una sesión de dos horas por un precio de 450 euros. Atraída por los testimonios aparentemente auténticos, por la desesperación en sus síntomas y por el carisma del instructor, Joana gastó una parte significativa de sus ingresos mensuales sin obtener resultados positivos (cabe decir que 450 euros es aproximadamente el 30% del salario mínimo interprofesional). De hecho, su sintomatología incluso empeoró.
Estrategia
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Lo más grave es el tipo de estrategia de comunicación que utilizan. Usan testimonios falsos, o como mínimo dudosos, con historias de éxito que manipulan emocionalmente y atraen a personas vulnerables. ¿Inventados? ¿Exagerados? ¿Falsas esperanzas? Sin embargo, hay que tenerlo en cuenta. Otra forma de persuadir es usando terminología científica como “energía cuántica”, “alineación de chacras”, “liberación de corazas” o “terapias estratégicas breves” para simular terapias científicamente fundamentadas, aunque no lo sean. Y ya, como cereza del pastel, manipulan las emociones y la desesperación cuando ofrecen soluciones rápidas y fáciles a problemas complejos con falsas promesas que van más allá de la verdad. El overpromise, o más allá de la promesa, que decimos en nuestra profesión.
Todo ello puede acarrear ciertos peligros con graves consecuencias para la salud mental. Terapias que pueden retrasar o invalidar tratamientos efectivos, agravar síntomas o crear falsas expectativas, lo que comporta que se pueda llegar a desconfiar de los profesionales ciertamente cualificados. La falta de regulación hace que sea difícil denunciar estos casos y los usuarios quedan sin protección legal ni ningún tipo de apoyo.
Y yo me pregunto: ¿cómo identificar este tipo de terapias para, por lo menos, tener en cuenta a qué nos estamos enfrentando? Es crucial buscar profesionales acreditados. La diferencia entre terapeutas licenciados o acreditados y ‘coaches’ sin formación específica puede ser una cuestión de salud; aprender a cuestionar las promesas extraordinarias y verificar la autenticidad de los testigos es esencial para evitar ser engañados. Aprender a tener paciencia y no dejarnos impresionar con mensajes banales y falsas promesas cortoplacistas. Por lo tanto, informar y educar al público sobre los peligros de estas prácticas es una herramienta poderosa para prevenir fraudes. Además, es importante saber cómo denunciar estos casos a las autoridades pertinentes.
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El auge de terapias alternativas y gurús en las redes sociales presenta un desafío importante para la salud mental. La publicidad engañosa no solo puede ser económicamente costosa, sino que también pone en riesgo la salud de las personas. Es crucial fomentar la educación y la regulación para proteger a las personas vulnerables y asegurar que reciban la ayuda profesional y efectiva que necesitan. En nuestro país, disponemos de grandes profesionales y centros acreditados que ofrecen ayuda para todo tipo de casos y de bolsillos. Hago un llamamiento al Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya, a la Federación Salud Mental Catalunya, así como al Departament de Salut de la Generalitat por si hay alguna forma de trabajar en una campaña de concienciación que informe y explique bien la diferencia entre un profesional acreditado y un terapeuta que ha hecho una simple formación y las posibles consecuencias de mejora o empeoramiento si escogemos uno u otro. Me pongo a su disposición para hablar de ello y trabajarlo juntos. Gracias y seguimos.